La tasa de paro

La mayor recesión de la democracia
La tasa de paro llegó a superar el 24%, una estadística que habla de la dureza con la que la crisis de 1993, la última que sufrió la economía española, impactó en el empleo. La actual recesión no rebasa aquella nefasta marca ni en el más pesimista de los augurios. Pero en muchos aspectos, el golpe puede llegar a ser mayor: entonces había 16 millones de personas en el mercado laboral; hoy son más de 23 millones. Nunca se superaron los cuatro millones de parados, cosa que sí ocurrió el trimestre pasado. Y, aunque la protección pública ha aumentado, muchos trabajadores enlazaron estos años empleos temporales con periodos de paro, lo que reduce el tiempo de cobro de la prestación. La falta de red familiar de muchos inmigrantes es otro dato preocupante.

En casi todo lo demás, la recesión imperante es ya peor que la de 1993. Sobre todo, después de los últimos datos del PIB (véase gráfico). Ya sea respecto al trimestre anterior (-1,8%) o respecto al mismo periodo del año pasado (-2,9%), esta crisis ya ha ido más lejos que la de 1993 en contracción de la actividad económica. El deterioro de las cuentas públicas, uno de los aspectos críticos de la recesión de los noventa, será también mayor, si se atiende la estimación del Banco de España, que prevé un déficit superior al 8% del PIB.

Es ya la crisis más destructiva de la democracia, que padeció otro breve periodo recesivo en los años ochenta del siglo pasado. Y, si las previsiones se cumplen, será de largo, la más extensa. El PIB dará marcha atrás, al menos, durante dos años (ocho trimestres). Para hallar un periodo de contracción de la actividad económica similar hay que retrotraerse a la Guerra Civil.

Más dudoso es considerar esta crisis la más profunda desde la contienda militar. Las series del Instituto Nacional de Estadística se paran en 1970, pero varios historiadores han reconstruido series más extensas. El trabajo del catedrático Leandro Prados de la Escosura (véase gráfico superior) refleja una caída en la actividad mucho más acentuada a mediados de los cuarenta, cuando las sequías golpearon una economía de posguerra muy debilitada.

El uso de tasas logarítmicas para corregir asimetrías entre las variaciones al alza y a la baja, y la utilización de los datos de 1958 (referencia para la primera contabilidad nacional) como año base hasta 1964, suavizan en la serie de Prados de la Escosura el impacto de la recesión que siguió al plan de estabilización de 1959. Pero el estudio del catedrático Albert Carreras, a partir de datos del Banco de España y referenciado a 1970 (gráfico de la izquierda) sitúan esta crisis, que antecedió al desarrollismo franquista, un escalón más abajo.

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