El Ministerio de Trabajo e Inmigración informó que el número de personas que se inscribieron en las oficinas de los servicios públicos de empleo ascendió a 192.658, elevando a más de 2.800.000 el total de desempleados, un incremento del 7,3% si lo comparamos con el mes anterior.
No debe pasar inadvertido esto, ya que así se convierte en el peor dato desde 1996.
Las cifras entre la población no inmigrante no cambian mucho: más de 38.000 personas perdieron su trabajo, un 12,9% más que en septiembre, dejando en 337.493 el número de desempleados.
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero, en medio de la preocupación por los números, afirmó: “En cuanto las condiciones internacionales de confianza en el sistema financiero se vayan serenando, lo que llevará un cierto tiempo, la economía española recuperará capacidad de crecimiento y de creación de empleo”.
En el plazo de un año, que coincide con la expansión de la crisis financiera, 769,449 personas se quedaron sin trabajo, lo que supone una subida del 37,5%. Entre la población extranjera, el incremento interanual fue de 85,6%.
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